Le ofrecieron 10.000 toneladas extra por mes para que se amplíe la oferta de azúcar barato en las góndolas de Buenos Aires, y lograron sacarle una sonrisa. Referentes de la industria azucarera argentina consiguieron aplacar al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que en los últimos días había redoblado la presión para que aumente el volumen de azúcar fraccionado, aquel que obliga a los azucareros a vender a mitad de precio del valor real de mercado del endulzante. Serán otras 120.000 toneladas, que se sumarán a las 200.000 toneladas anuales que industriales y cañeros resignaron para que el Gobierno disponga de un precio acorde a la canasta alimentaria económica que usa para medir la inflación.

Ayer, un grupo de industriales azucarero se reunió en varias oportunidades con Moreno, para establecer el nuevo cronograma de entrega de azúcar en el mercado interno, pero también para certificar que se liberaran 19.000 toneladas de azúcar para exportación que estaban retenidas por el Gobierno nacional. El problema era que este azúcar ya había sido pagada por los compradores externos.

De cualquier forma, tras la salida de la reunión con Moreno, los industriales no les reclamaron un nuevo sacrificio a los cañeros, para que estos destinen un mayor volumen para vender a quebranto. Fuentes del sector productivo especularon que probablemente los dueños de ingenios habían conformado un stock de azúcar justamente para atender un reclamo de urgencia de Moreno, como el que tuvo lugar en los últimos días.